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Qaaw’a Sotz’



Periodo: Clásico Tardío (600 D.C. – 900 D.C.)
Descripción:

Donación, in memoriam Hugo Droege

Qaaw’a Sotz’ , “señor murciélago” en idioma q’eqchi’, era el nombre que recibía esta escultura en las fincas del valle del río Polochic, Izabal, donde se encontraba por lo menos desde la década de 1950. Allí lo conoció el Sr. Hugo Droege, quien lo recibió como regalo de un vecino en 1965. Cuarenta años más tarde, sus herederos tuvieron la iniciativa de donarlo al Museo Popol Vuh, para su conservación permanente y exhibición al público, como un homenaje a la memoria de don Hugo Droege.

El monumento fue reportado por primera vez en 1970, cuando formó parte de la exhibición Before Cortés: Sculpture of Middle America, en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Representa a un ser mitológico con cuerpo humano, cara y alas de murciélago. Está vestido con un taparrabo que cuelga hasta los pies. Lleva un amplio collar con un gran pendiente, con la forma del signo SAK, que representa el color blanco en la escritura maya. En la parte superior y posterior de la cabeza presenta una banda de signos jeroglíficos. La parte posterior de la escultura está simplemente alisada, y no presenta ningún detalle. Esto sugiere que a pesar de su aspecto tridimensional, la escultura fue creada para ser observada solo de frente. Bajo los pies del murciélago hay una espiga corta, que seguramente sirvió para insertarla en un edificio. En conjunto, las características de la escultura sugieren que se trataba de una almena, es decir que estaba colocada en el techo de un edificio, sobresaliendo por encima de la fachada.

El material, la técnica de elaboración y la iconografía sugieren que procede del sitio de Copán, cuyos edificios se caracterizan por presentar una rica ornamentación escultórica en las fachadas. El templo 20, destruido a principios del siglo XX por los deslaves causados por el río Copán, estaba decorado con figuras de murciélagos con las alas extendidas, cuyo aspecto se aproxima al de este monumento. Sin embargo, los murciélagos del templo 20 están cargados de símbolos relacionados con la muerte, que están ausentes en este caso.

Comentario del texto por Stephen Houston

El texto de esta escultura fue publicado por primera vez en el catálogo de la exhibición Before Cortez, lámina 183, si bien la fotografía era casi ilegible. Hay dos posibles hipótesis sobre la localización original del monumento. Primero, el objeto pudo haber formado parte de una serie de almenas, ornamentos colocados en el techo de un edificio, quizás de un edificio que se derrumbó en el “corte” erosionado de la acrópolis de Copán. Esta idea es un tanto menos plausible considerando el excelente estado de conservación, que no va de acuerdo con la hipótesis de una caída violenta o dramática en el río o sus bancos. Segundo, el texto en el murciélago pareciera ser más accesible para los lectores. El orden de lectura poco usual del texto, de izquierda a derecha, sugiere que la escultura vino del extremo derecho de su localización original. Por tanto, al igual que en otras inscripciones que tienen orientaciones peculiares, el lector habría pasado junto al ala derecha del murciélago, para leer el texto desde un ángulo correcto. Esta posición es más probable en un texto que se pudiera leer fácilmente, y que por tanto no estuviera en un techo.

La inscripción es breve pero reveladora. Incluye una porción de una fórmula dedicatoria [a-¿-ya/T’AB-yi-OOB?], sorprendente por el signo introductorio poco usual, quizás una especie de marcador temporal (tiempo pasado?). También hay tres puntos bajo el verbo, que podrían señalar el plural /-oob/, como en otros textos de Copán, que han sido identificados originalmente por David Stuart. Lo que sigue es una expresión que se refiere a la escultura, [yu-lu-?-IL], y una variante de “su piedra”, [U-TUN-ni-IL], junto con el nombre de la persona que poseía o que creó la escultura, [YAX-ch’o-ko], el “primer” o “nuevo jóven”. El plural indica que no se erigió una, sino varias esculturas. El nombre del propietario es más enigmático. En los textos en cerámica se conoce “joven grande” o “joven rojo”, pero “primer joven” o “nuevo joven” es raro. Se han identificado varios escultores como jóvenes en sitios como Piedras Negras. El texto en el murciélago pudo ser una “marca de nombre” para escultor, una cláusula poco común en Copán. Otra posibilidad, más especulativa, es que la piedra y sus presuntos acompañantes fueron comisionados para un príncipe recién nacido, un nuevo miembro de la escena dinástica en la antigua ciudad.