La imaginería guatemalteca de los siglos XVI al XVIII incluye ejemplos de los estilos renacentista, barroco y neoclásico. La ciudad de Guatemala fue un centro de producción artística importante, que desarrolló sus propios estilos y formas de expresión. La imaginería y la platería de Guatemala fueron muy apreciadas a lo largo del Nuevo Mundo, y se encuentran ejemplos importantes incluso en algunas iglesias de España.
Uno de los rasgos distintivos de la imaginería guatemalteca fue el estofado, utilizado para replicar los brocados utilizados en la época. El estofado consistía en una lámina de oro que revestía las imágenes, sobre la cual se pintaban diferentes diseños. Un magnífico ejemplo se encuentra en la imagen de Nuestra Señora de los Dolores con manos y cara de alabastro.